Las caras inmigrantes de la masacre de Virginia Tech

La peor masacre escolar en la historia de Estados Unidos, que dejó un saldo de 33 muertos en la Universidad de Virginia Tech, ha generado más interrogantes que respuestas, y mientras la nación está de luto muchos se preguntan cómo afectará ésta tragedia la imagen del inmigrante en este país.

 

 

La prensa repite constantemente que el asesino, Cho Seung-Hui, emigró de Corea a los 8 años.

Antes de sus escalofriantes actos, la historia del joven es similar a la de muchas familias inmigrantes.

Sus padres que emigraron buscando un futuro mejor, durante años trabajaron en una lavandería, y seguramente estaban orgullosos que sus hijos fueran a la universidad.

Inicialmente, Cho Seung-Hui, fue blanco de las burlas por no saber inglés, pero eventualmente aprendió el idioma, y se podría decir que incluso absorbió los aspectos más violentos de esta sociedad, donde los tiroteos en las escuelas parecen repetirse sin sentido.

Ahora sus padres viven “una horrible pesadilla” según un comunicado de la familia que agrega que nunca se imaginaron la capacidad de violencia de su hijo quien “ha puesto a llorar al mundo”.

Pero esta masacre también tiene otra cara inmigrante que no ha recibido tanta atención de los medios.

Las víctimas, los héroes y los dolientes de esta tragedia, también tienen rostro inmigrante y desde Perú, Puerto Rico, Indonesia, India, Líbano, Polonia, Vietnam, Canadá y los Emiratos Arabes Unidos, llegaron para cumplir su sueño americano estudiando o enseñando en Virginia Tech.

El profesor Liviu Librescu, nacido en Polonia, se interpuso ante las balas tratando de salvar la vida de sus estudiantes. El maestro bloqueó la puerta del salón, mientras le urgía a sus estudiantes que se tiraran al piso.

El estudiante peruano, Daniel Pérez Cueva de 21 años, también murió en el tiroteo.

Su madre Betty Cueva lo recuerda como un joven alegre, que sin embargo asumió grandes responsabilidades familiares tras la deportación de su padre a Perú y se pagaba sus estudios para no incomodar a su familia.

Juan Ramón Ortiz de Puerto Rico, también fue víctima de la masacre.

Su padre, al ser entrevistado desde Puerto Rico, dio un ejemplo de compasión al mundo, al decir entre lágrimas, que también había que orar por la familia del asesino.

Al igual que ese fatídico 11 de septiembre, con la masacre en Virginia Tech, los inmigrantes sufren en carne propia las tragedias nacionales, pero a la vez son una parte integral y necesaria para cicatrizar estas heridas y luchar por un mejor país.

One thought on “Las caras inmigrantes de la masacre de Virginia Tech

  1. Muchas veces creemos que hay salud en las personas porque se alimentan de acuerdo a unas dietas pero vemos que tambien se necesita salud emocional y espiritual para que estas cosas no sucedan y luego pensemos en lo que pudimos hacer y no hicimos.

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