¿Quién detendrá la guerra con Irán?
Es obvio que los demócratas en el Congreso no tienen ni la intención ni el valor para enfrentar a Bush y a los republicanos con el fin de evitar una guerra con Irán.
En estos días se escuchan de nuevo por todo Washington los mismos rumores y las mismas acusaciones falsas sobre Irán que se escucharon en el 2002 antes de la ocupación de Iraq.
Al mismo tiempo el país parece seguir caminando lentamente como un sonámbulo hacia el abismo de otra guerra esta vez con Irán.
Es de conocimiento público que la agenda neoconservadora que empuja desde la Casa Blanca el vicepresidente Cheney llama casi inevitablemete a bombardear Irán.
El hecho de que Bush no haya ordenado aún dicho bombardeo es...
...en realidad sorprendente considerando que el presidente no es nada más que una marioneta manipulada por Cheney y los neoconservadores.
Sin embargo pareciera que mientras en el pasado Condoleeza Rice fracasó completamente en sus intentos de contrarrestar la influencia de Cheney sobre Bush, el nuevo rival del vicepresidente estaría teniendo más éxito en conseguir la atención del presidente.
Según un artículo del diario Telegraph, el secretario de Defensa Robert Gates, quien asumió el cargo en reemplazo de Rumsfeld, habría tomado el mando de las fuerzas dentro del gobierno estadounidense que se oponen a un ataque militar de los EEUU contra Irán.
Ya mencionamos en nuestro podcast El Bloguipodio la semana pasada que si bien hubieron en el pasado año varios altos oficiales retirados de las Fuerzas Armadas que expresaron públicamente su oposición a Bush con respecto a Iraq y su política militar en el Medio Oriente, era sumamente inusual escuchar oposición pública de parte de militares en el activo como la que se ha estado escuchando en las últimas semanas.
Según el Telegraph, Gates habría decidido él mismo convertirse en el principal rival de Cheney para bloquear sus intenciones de bombardear el país Islámico.
Según fuentes del Pentágono, Gates estaría llevando a cabo una campaña muy sutil para quitarles autoridad a Cheney y sus aliados, y que consistiría en alentar a altos oficiales en el activo a declarar públicamente sus opiniones.
Habría sido por ésto que el comandante de las fuerzas en el Medio Oriente, el almirante William Fallon, habría declarado públicamente el mes pasado que el alentar continuamente a una guerra con Irán, algo que la administración viene haciendo desde ya hace varios meses, no era de ninguna ayuda.
Poco tiempo después el nuevo jefe de estado de las fuerzas armadas, el general George Casey, en un acto totalmente inusitado pidió al comité de la Cámara de Representantes que supervisa a los militares una audiencia pública para advertir al Congreso que el ejército estaba demasiado "estirado" con sus responsabilidades en Iraq y que no estaba preparado para otro conflicto.
Casey le dijo al Congreso que el ejército estaba en una situación "desbalanceada" y añadió que "las demandas a nuestras fuerzas exceden la capacidad sostenible". Dijo también que el ejército no está actualmente en capacidad de proveer fuerzas preparadas lo suficientemente rápido como lo exigiría un nuevo conflicto.
Aparentemente Gates ha forjado una alianza con el director nacional de inteligencia Mike McConnell y el director de la CIA Michael Hayden para asegurarse que Cheney no sea la fuente predominante de información y planeamiento sobre Irán que recibe Bush.
Gates se habría asegurado de que Bush vea en detalle toda la información de inteligencia que advierte que un ataque militar a Irán en estos momentos podría tener efectos muy negativos y serios para los EEUU.
Ojalá que ésto sea cierto y que tenga algún impacto sobre Bush.
Desafortunadamente al final el que tiene el dedo puesto en el botón nuclear es el incompetente de Bush.