Estamos entrando en esa época del año en que Bu$hCo y sus secuaces comenzarán a utilizar todo tipo de artimañas para asustar al electorado y desviar la atención de sus miserables fracasos como Irak y, más recientemente, su incapacidad de llegar a una solución en el Líbano.
Como el sistema de alertas de seguridad nacional de colores utilizado durante la campaña electoral presidencial del 2004 ya no se lo cree nadie y ha sido ridiculizado por muchos, parece que Bush ha decidido ahora utilizar a los medios y a su poodle Tony para difundir miedo y crear pánico en la población.
Aeropuerto Heathrow en Londres
Primero está la historia de los once estudiantes egipcios que se esfumaron tras llegar al aeropuerto internacional JFK de Nueva York a finales del mes pasado y que se ha difundido por todos los medios como una tácita amenaza terrorista.
Hoy nos enteramos que tres de ellos ya fueron habidos y que según el FBI…
…aunque se desconoce el paradero de los otros ocho estudiantes que debían asistir a cursos de inglés y cultura e historia estadounidenses, estos “no representan una amenaza terrorista”.
Claro, después de haber sembrado el temor entre el público por varios días sugiriendo que once terroristas egipcios estarían sueltos recorriendo las calles listos para lanzar un ataque, nos llega ahora la aclaración del FBI.
Y hoy leemos sobre el pánico que ha causado a ambos lados del Atlántico el descubrimiento de un complot terrorista para derribar con explosivos líquidos numerosos aviones estadounidenses de pasajeros que vuelan la ruta entre Inglaterra y los EEUU.
Según dice el ex-agente de la CIA y experto en terrorismo y seguridad aérea Larry Johnson en un artículo titulado “Los británicos pierden la cabeza”, el método terrorista descrito no sólo es muy antiguo y conocido sino que es muy fácil de neutralizar.
Johnson escribe este artículo desde un aeropuerto en Inglaterra mientras espera para abordar un vuelo de British Airways con rumbo a los EEUU, y describe incrédulo el comportamiento de las autoridades británicas al cual califica más como el de “niñeras en pánico” que de “profesionales de seguridad”.
Al igual que nosotros, Johnson se pregunta si acaso los británicos no estarán haciendo una tormenta en un vaso de agua con esta noticia para desviar la atención de las desastrosas políticas estadounidense y británica en el Líbano. Aunque lo más probable dice el es que los británicos obtuvieron la información de un informante que reveló un complot que estaría más en la fase de la “imaginación” que en la de la implementación, como ha ocurrido algunas veces en los últimos tiempos aquí en los EEUU.