Hay noticias que simplemente te parten el alma, y luego te dan rabia por la cara dura de los políticos en Washington que sucumbieron ante la ola antiinmigrante de una minoría en Estados Unidos, y no tuvieron la entereza de resolver uno de los mayores desafíos del país. 

No se puede ser más enfático en la necesidad de una reforma migratoria realista y justa, tras el caso de dos niños en California que amenazaron con suicidarse luego que su padre fuera arrestado en su casa por agentes de inmigración:

"Eran las 7:20 de la mañana cuando los agentes de inmigración irrumpieron en la casa. La niña vio que se querían llevar a su papá, se fue a la cocina, agarró un cuchillo y dijo que si se lo llevaban, ella se iba a matar".

"Dos días después, el niño intentó tirarse de la ventana de su habitación en el segundo piso de un edificio de apartamentos".

Esto lo cuenta Aída, madre de Hazel, de 6 años, y Freddy Jr., de 10.

Los dos niños son ciudadanos de Estados Unidos, (que de seguro con sus impuestos estarán pagando por la jubilación de los ridículos que están en el Congreso y no quieren una reforma migratoria); su padre salvadoreño enfrenta la deportación tras "perder" su TPS (Estatuto de Protección Temporal).

"Yo estoy muy triste, enojado y hasta furioso porque se llevaron a mi papá. Yo quiero que regrese a la casa con nosotros, nos hace mucha falta", dice Freddy Jr., tratando de no llorar, sin levantar la mirada y abrazando a su hermanita.

Hazel sabe lo que ocurre y, aunque le cuesta expresarlo con palabras, dice que siente la falta de su padre, porque le dedicaba tiempo.

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