Todas las investigaciones realizadas, incluyendo una hecha por militares estadounidenses, han calificado las acciones de los mercenarios de Blackwater en el tiroteo de Bagdad que mató a más de 17 inocentes como excesivas y no provocadas.

Es de conocimiento general entre militares y contratistas civiles en Iraq que Blackwater actúa frecuentemente con completa impunidad y sin control alguno disparando de manera indiscriminada a civiles que se aventuran a cruzarse con alguna de sus caravanas de vehículos.

Ahora resulta que esta misma compañía quiere abrir una nueva base para entrenar mercenarios en San Diego, ciudad fronteriza con México en el estado de California.

La base denominada “Blackwater West” alojaría a 360 personas…

…y se instalaría en 824 acres de terreno contando además con 15 áreas para la práctica de tiro al blanco, un helipuerto, y un área de tamaño equivalente a 10 campos de fútbol para aprender a conducir vehículos pesados blindados.

Esto a causado las protestas de numerosos ciudadanos de ese estado que le han pedido a las senadoras por California Diane Feinstein y Barbara Boxer que intervengan para detener la construcción de esta base de mercenarios.

El Partido Demócrata de California se ha unido a la oposición pero las senadoras Feinstein y Boxer aún no se han manifestado.

El grupo activista Courage Campaign está conduciendo una campaña de oposición con propaganda y recolección de firmas.

La página web de Courage Campaign dice:

Blackwater, la misma compañía privada de rufianes asalariados cuya incompetencia costó la vida a tropas estadounidenses en Fallujah en 2004, quiere ahora construir una base para entrenar mercenarios en la frontera de California.

Las consecuencias son ominosas: imagínense a Blackwater “defendiendo” nuestra frontera con México actuando como “vigilantes”. O proveyendo “seguridad” de emergencia en áreas urbanas de California durante un desastre natural.

No quiero ni imaginarme lo que ocurriría en esas circunstancias.