Ya les había dicho hace algunos días que John Mukasey, el nominado por Bush para ser próximo Procurador General en reemplazo de Abu Gonzales, no creía que la tortura de agua china (o “waterboarding”) fuera una forma de tortura, o que ésta fuera inhumana, inmoral, o ilegal.
Resulta que gracias a los senadores demócratas Charles Schumer (NY) y Dianne Feinstein (CA) que votaron a favor de Mukasey, el Comité Judicial del Senado aprobó su nominación y ahora el Senado en pleno…
…votará para nombrarlo Procurador General. Su nombramiento está casi asegurado porque varios demócratas se unirán a los republicanos para formar una mayoría a su favor.
Ahora más que nunca lo que escribí hace algunos días toma un significado especial:
Si sabiendo ésto los senadores demócratas que hoy son mayoría aprueban la nominación de John Mukasey, entonces no quedará ya ninguna duda de que como país y sociedad hemos cruzado un umbral tras el cual ya no importa realmente si el próximo Procurador General es Mukasey o el mismísimo Pol Pot.
Espero también que los demócratas (junto con los republicanos en el Senado) sepan aceptar su responsabilidad cuando en el futuro los servicios de inteligencia de nuestros enemigos decidan someter a nuestros soldados a la tortura china y no tengamos recurso moral ni legal para evitarlo.