En el que es sin duda el día más oscuro en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica, el congreso republicano aprobó una ley que legitima la tortura y elimina el derecho de habeas corpus para cualquier persona detenida por el gobierno.
La ley deja a criterio de Bush el decidir si un determinado método de interrogatorio es considerado tortura o no. La aplicación e interpretación de la Convención de Ginebra queda enteramente a juicio del presidente.
De igual manera, una persona puede ser acusada, condenada y sentenciada a muerte por tribunales militares sin tener el derecho a saber de qué se le acusa. El gobierno de EEUU se reserva el derecho a no revelar las razones de la detención al acusado si considera que la información es clasificada.
Bienvenidos a la Unión de Estados Soviéticos de Norteamérica.