Los gerentes de las principales automotoras de Estados Unidos llegaron a Washington para pedirle al Congreso, un par de miles de millones para salvar sus empresas.
Pero mientras el debate sigue sobre si se deben rescatar a estas empresas mal manejadas y que no se adaptaron al mercado consumidor, lo que tiene aterrados a muchos, es el hecho que los jefes de Ford, GM y Chrysler llegaron a Washington, cada uno por separado en un lujoso jet privado.
Un congresista incluso les preguntó que si es que era que ni siquiera viajar en primera clase era suficiente para ellos.