La peor masacre escolar en la historia de Estados Unidos, que dejó un saldo de 33 muertos en la Universidad de Virginia Tech, ha generado más interrogantes que respuestas, y mientras la nación está de luto muchos se preguntan cómo afectará ésta tragedia la imagen del inmigrante en este país.
La prensa repite constantemente que el asesino, Cho Seung-Hui, emigró de Corea a los 8 años.
Antes de sus escalofriantes actos, la historia del joven es similar a la de muchas familias inmigrantes.
Sus padres que emigraron buscando un futuro mejor, durante años trabajaron en una lavandería, y seguramente estaban orgullosos que sus hijos fueran a la universidad.
Inicialmente, Cho Seung-Hui, fue blanco de las burlas por no saber inglés, pero eventualmente aprendió el idioma, y se podría decir que incluso absorbió los aspectos más violentos de esta sociedad, donde los tiroteos en las escuelas parecen repetirse sin sentido.
Ahora sus padres viven “una horrible pesadilla” según un comunicado de la familia que agrega que nunca se imaginaron la capacidad de violencia de su hijo quien “ha puesto a llorar al mundo”.
Pero esta masacre también tiene otra cara inmigrante que no ha recibido tanta atención de los medios.
Las víctimas, los héroes y los dolientes de esta tragedia, también tienen rostro inmigrante y desde Perú, Puerto Rico, Indonesia, India, Líbano, Polonia, Vietnam, Canadá y los Emiratos Arabes Unidos, llegaron para cumplir su sueño americano estudiando o enseñando en Virginia Tech.