En estos días en Washington todo el mundo anda de fiesta y parranda y los reporteros descansan tras una agitada jornada de cobertura de los últimos desastres de la difunta sesión del Congreso, que acaba de culminar.

Pero mientras los reporteros tragaban camarones, tamalitos, mousse de calabaza y alcohol gratis en la Casa Blanca, empezó a correr una noticia que de repente ha frenado en seco el descanso navideño.

El senador demócrata Tim Johnson está estado crítico tras haber sido sometido a una cirugía para frenar la hemorragia cerebral que sufrió, y sus posibilidades de recuperación son inciertas. 

La enfermedad del Senador pone en jaque el control demócrata del Senado, que hasta hace un par de horas era de sólo un voto. Si Johnson no puede seguir con sus labores, el gobernador republicano de Dakota del Sur escogería a su sucesor, y que casualidad el gobernador es republicano.

Esto tiene un resto de implicaciones, ya que si quedan "empatados" en el Senado, el voto definitorio viene del vicepresidente Dick Cheney, sobre el cual no necesito agregar nada.